Algo muy interesante ocurre cuando
cocinamos en familia. De repente, comenzamos a
compartir más, nos reímos más, nos damos cuenta de los gustos de todos y nos
sentimos libres de inventar en la cocina.
Sirve además para enseñarles a los pequeños sobre
la buena mesa, para promoverles hábitos alimenticios más saludables y para
explorar juntos nuevos intereses culinarios.
Otros
beneficios son:
Tiempo libre en familia:
Cocinar en
familia nos obliga a hacer una pausa para disfrutar la compañía de todos y
conocernos mejor. Es el descanso perfecto luego de un día
ajetreado.
Aprender a crear juntos:
Como toda tarea en equipo, cocinar en familia fomenta la cooperación y
el esfuerzo en conjunto, pero es aún más especial porque sirve como plataforma
creativa para que todos se expresen mezclando sabores y sazones.
Economía:
Cuando
preparamos comidas deliciosas en casa podemos ahorrar mucho evitando
restaurantes costosos. Además aseguramos que lo que comemos es fresco y
saludable.
Promueve las tradiciones culinarias:
Una manera
excelente de fomentar las tradiciones culturales y preservar las historias de
nuestra familia, es precisamente a través de la comida.
Un mole tendrá mejor sabor si
sabemos que así lo hacía la tatarabuela. Es algo que nos llena de orgullo y nos
une como familia.